Por Diego Bustos.
Chile, según avalan los informes del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) es uno de los países con menor riesgo para la inversión y, a su vez, con mayor estabilidad económica interna en su zona (lo que abarca prácticamente toda América del Sur, salvo algunos casos aislados como Surinam y Guyana Francesa que se rigen por lineamientos económicos externos). Teniendo claro ello, ya se justifica en gran parte el interés de Hong Kong por tener un acuerdo comercial tan importante como el que evalúan para con nuestra nación. Hong Kong es por sí misma un espacio de constante auge económico e industrialización en base a capitales e intercambio de capital humano desde y para el extranjero (se rige por un modelo económico puramente capitalista).
Nuestro país, teniendo un modelo económico basado en el capitalismo y marchando aun –en un gran aspecto-, pese a varias reformas legales, se muestra al mundo como una zona en la que el sector privado es actor principal en la arena comercial y donde, por lo demás, existen variada y abundante materia prima, lo cual para distintos puntos del Asia Pacífico ha de ser un evidente foco de interés.
Cabe explicar, además cuál es el motivo por el cual dicho agente asiático puso los ojos en nuestro país antes que en otras posibles naciones como Perú, Argentina o Brasil. Vamos descartando por parte.
Argentina pudo haber sido opción para un TLC antes que Chile, mas ello podría haberse dado hasta hace varios años. No olvidemos que el país trasandino se negó a pagar la deuda que mantenía pendiente al Banco Mundial, con lo cual pasaron directamente a la llamada “lista negra” de aquel organismo internacional, de modo tal que marcó un precedente que ha sido –y seguirá siendo- por muchos años un lastre para el comercio argentino.
Brasil, en tanto, si bien ha gozado últimamente de una suerte de estabilidad política, posee un modelo económico más bien mixto, con lo cual nos referimos a un Estado que no se limita únicamente a ser un espectador del comercio nacional e internacional, sino que en ciertos ámbitos es un actor más, con lo cual limita el actuar y los intereses de agentes privados y, por ande, de inversionistas extranjeros.
Por último, Perú viene teniendo una política más bien estable a ojos del resto del mundo, como también lo ha logrado en el ámbito económico. No obstante ello, para Hong King, firmar un acuerdo comercial con aquella nación significa en el corto plazo tener que extender dicho tratado hacia distintas naciones latinoamericanas, en base a los estatutos de las distintas entidades multilaterales de las cuales nuestro vecino del Norte es miembro activo como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), sentido en el que Chile se posiciona como mejor opción al haber optado por una postura aislación en aquel aspecto.
Veamos, entonces, cuáles serían los beneficios para cada una de las posibles partes involucradas.
Chile lograría mejorar aún más su imagen país y el interés de inversión externa. El tener un TLC con Hong Kong genera externalidades positivas para los chilenos que van mucho más allá de la baja en los precios de productos provenientes de dicha localidad. Sería de esperar, en el mediano y largo plazo, un aumento en la tecnología que se insertará en la prestación de servicios y producción interna. Así también, el requerimiento de mano de obra calificada, derivará en la necesidad de mejoría de capital humano, lo que incidirá en la educación técnica y superior.
Otra ganancia para Chile será el seguir escalando en materia macroeconómica con respecto a sus pares latinos lo que geopolíticamente genera notable estabilidad interna y un resguardo importante y necesario ante la posibilidad de crisis económicas que puedan suscitarse en países vecinos y/o cercanos.
En un aspecto más social, lo más “palpable” para nosotros, los chilenos sería el abaratamiento de muchos productos tecnológicos provenientes de China. Aumentará, con el pasar del tiempo, el número de agentes existentes en distintas áreas de servicios, lo que generará mayor y mejor competencia; con ello, los chilenos debiéramos poder apreciar una baja en los precios en aquel sentido. En el largo plazo, aumentará y/o mejorará la tecnología existente en las áreas de producción, lo que debiera también generar una caída en los precios de productos provenientes del sector agrícola y pesquero interno. Por último, y lo que tal vez sea lo menos evidente a vista del grupo social nacional, se generará la mejoría en formación de personal calificado (capital humano) lo cual mostrará frutos en, a lo menos, una década más.
Hong Kong, en tanto, ganará el punto de acceso para aumentar sus redes de acción comercial dentro del cono sur. El haber pactado un acuerdo comercial con Chile le asegura suficiente tiempo de estabilidad en uno de sus tantos acuerdos bilaterales, con lo que logra sondear, indirectamente, la realidad comercial de naciones cercanas a la nuestra. Gana, además, el fortalecimiento de su modelo económico interno y el abastecimiento de suficiente materia prima para aumentar su propia producción con lo que incrementa, al igual que nosotros, la capacidad de venta y, también, la entrada de divisas.
Por último, y en relación a lo que pueda afectar positiva o negativamente al resto de los países de nuestra zona continental, es preciso saber que el efecto en otros países latinoamericano, en el corto y mediano plazo, es más bien nulo. Chile ha mantenido una política económica bastante aislada en relación al resto de los países de la zona. Si bien existen varios organismos internacionales de cooperación económica, nuestro país a optado, cuando mucho, a formar parte como país asociado y no como miembro. Ello significa que no está obligado a compartir ni influencias ni ganancias. No obstante, la última decisión en este aspecto la toma Hong Kong, ellos pueden firmar otro TLC en forma bilateral cerrada con otra nación latinoamericana, o bien abierta, con lo cual firmando con un solo país abarca otros más, producto del efecto generado por los organismos internacionales recién mencionados.
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