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Descentralización Necesaria Y Urgente

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Por Diego Javier Bustos Neyra.

El centralismo en Chile es un problema que ya no solo es evidente en la relación Santiago-regiones. Hoy la tendencia a concentrar el grueso de las capacidades políticas, económicas y sociales se está dando con mucha fuerza incluso en lo intrarregional. Para comprobar dicha idea basta con ver la distribución demográfica de cada una de las regiones, de ese modo veremos el peso que tienen las capitales regionales en relación al resto de las provincias, escenario que es sólo el punto medio de una cadena que termina en la “superioridad” de las capitales provinciales por sobre el resto de las comunas.

Claramente podemos, entonces, disgregar la fundamentación del centralismo en dos ideas macro: Lo político-administrativo y lo social.

Por su parte, hablamos de una nación centralizada por cuanto las leyes y las bases de la administración derivadas, en su esencia, de la antigua monarquía española han madurado en Chile una administración tremendamente burocrática, así como también, un poder que descansa sin problemas en las manos de unos pocos y, en algunos casos, se le ve sólo en las manos de una persona (el presidente de la república), quien tiene facultades políticas que están por sobre el común observable en otros países presidenciales.

En segundo lugar, existe la justificación social. Nosotros, las personas, tendemos a buscar el camino fácil en todo ámbito de nuestras vidas y, en sentido de ello, es que aspiramos a vivir y desarrollarnos donde tengamos absolutamente todo al alcance de nuestra manos (aunque ello signifique sacrificarse en cuanto a costo y calidad de vida). Dicha idea apunta a las aspiraciones de las personas y es evidente en una clara figura: el Santiaguino no está dispuesto a vivir en Concepción, el penquista no dejaría su ciudad por irse a vivir a Chillán y el chillanejo, en tanto, difícilmente proyectaría el resto de su vida en la comuna de Pinto.

No obstante todo lo anterior, es preciso que la gente y el Gobierno, empiecen a entender que las regiones han demostrado con creces tener capacidades de sobra para generar importante sustento. Así también, la saturación de la Región Metropolitana es cada vez más evidente y ello es reflejado en los niveles de stress, lo cual se debe mayormente a los altos costos y la mala calidad de vida. La gente poco a poco se tendrá que ir dando cuenta que ese paradigma de “me voy a Santiago puesto que ahí está la pega” se va resquebrajando poco a poco y, entonces, la tortilla comenzará a darse vuelta y serán (esperemos que pronto) los santiaguinos quienes tendrán que evaluar la posibilidad de buscar empleos en regiones y, así también, los inversionistas tendrán que considerar el encauce se sus recursos a plazas en el norte o sur de nuestro país.

El Gobierno en tanto, independiente del color que sea, debe dejar de crear políticas públicas y leyes que apunten a todo el país como si éste fuera un punto. La clase política no puede olvidar que Chile tiene más de 4.000 kilómetros de extensión (y eso solo en la parte continental), con lo cual es lógico y evidente que el problema del ariqueño no es el mismo que obstaculiza la vida del chilote, al igual que los problemas de vivienda en Punta Arenas jamás serán los mismos que en Santiago.

Por último, las empresas deben retornar los grupos gerenciales y directivos a las regiones, con lo cual abaratarán costos y reducirán enormemente los tiempos necesarios para llevar a cabo cualquier decisión. Parece irrisorio que las grandes forestales de las regiones del Biobío y la Araucanía tengan sus gerentes en Santiago, como también es complejo explicarnos porqué la parte directiva del Codelco también está en la Región Metropolitana.

A estas alturas es natural pensar que la descentralización es necesaria para alcanzar el tan anhelado Chile desarrollado. Es necesario que los dineros dejen de distribuirse entre Santiago y las “regiones”, no podemos seguir considerando que “las regiones” son el equivalente a Santiago. En ningún caso se espera un Chile federal, pero si un Chile en el que las regiones tengan un peso político, social y económico que garanticen el tan perseguido “bien común”.

 

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Diego Bustos

23 años. Penquista. Cientista Político de la Universidad del Desarrollo. Conservador y regionalista. Twitter: @diegojbn

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  • Danielvidal Bassaletti

    Mucha razón en lo que escribe mi amigo, de una vez por todo Santiago, tiene que cortar la torta en las decisiones,lamentablemente, aún falta trabajo para que se descentralice, recién ahí podremos decir que vamos camino al desarrollo, lamentablemente para mi como publicista, vinculado a las comunicaciones, la mayor fuerza de trabajo esta allá, ya que algo que tiene las regiones es que pagan poco y no valoran el trabajo, en todo lo otro muy de acuerdo diego en tu analisis de situación pais ,calidad de vida,social y cultural, saludos

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El Trago Fuerte

¿Qué piensa cada congresista sobre el binominal, el semipresidencialismo, el matrimonio homosexual o sobre el aborto terapéutico?, ¿A qué opositor de su conglomerado político admiran más, a cuál menos?, ¿cuáles son sus creencias religiosas y cuáles sus referentes personales? 19 parlamentarios de diferentes partidos políticos accedieron a someterse al Rayo X Político, la nueva iniciativa de El Vaso, el blog de la Fundación Ciudadano Inteligente.

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