Por Diego Bustos.
Hoy llegó a mis manos una invitación de una prestigiosa universidad para escuchar una charla de Andrés Velasco, quien es presentado como Candidato Presidencial. Ello trajo a mi mente algunos pensamientos que me gustaría compartir con ustedes.
Parece que fue ayer cuando una gran parte de Chile estaba en el suelo a raíz del terremoto y, mientras tanto, Michelle Bachelet traspasaba el mando presidencial a Sebastián Piñera. Sin embargo, en un muy breve espacio de tiempo comprendido entre aquel entonces y hoy, ya han sonado varios nombres de peso para una próxima carrera presidencial.
El problema es que 4 años son muy pocos para que un Gobierno pueda sentar un precedente a nivel nacional y es por ello que vemos al rostro del ejecutivo como un eterno candidato. Tanto Bachelet como Piñera cayeron en el mismo vicio. En cada uno de sus discursos se han mostrado llenos de promesas y romanticismos, como intentando convencer a la población de algo que nadie entiende lo que es. Es muy poco lo que comentan sobre los hechos reales (los cuáles por tradición suelen darse a conocer cada 21 de mayo), y es que éstos darán frutos o perjudicarán a la sociedad en un plazo bastante mayor a los cuatro años.
Por si eso fuera poco, el presidente (independiente de su tendencia) debe lidiar con la ambición natural de todo político que apunta al poder propiamente tal. Es que cuatro años es un tiempo prudente para hacer una campaña bien pensada y de probables efectos positivos. Ya vemos como los varios logros del actual Gobierno (los que por cierto no han sido pocos) han pasado a segundo plano o se han visto opacados por la carrera a la presidencia del 2014 que ya está en pleno proceso.
Hoy tenemos a varios candidatos, algunos declarados como lo es Franco Parisi y, por lo que veo, Andrés Velasco. Tenemos también, los candidatos “no asumidos” como lo son Lourence Golborne, Andrés Allamand y, por supuesto, Michele Bachelet.
A mi parecer, tenemos demasiados nombres para la próxima carrera presidencial. Son demasiados considerando el reducido espectro de tendencias políticas en la gente. Están los de derecha, los de izquierda, y los que no están ni ahí. Unos más otros menos pero, en esencia, eso somos.
Lo lógico sería entonces, tener sólo tres candidatos. Por la izquierda que presenten a Bachelet, que la derecha presente a Golborne y los que les da lo mismo presenten a Parisi.
¡La carrera presidencial ya comenzó, señores! Y varios no se dieron ni cuenta. El espectro de posibles candidatos se aleja bastante de lo que debiera ser, pero finalmente eso nos promete un año de candidatura (2013) bastante entretenido, el cual se verá condimentado con el famoso voto voluntario.
Ya es tarde para que la alianza y la concertación se ordenen. Ya no es tiempo de filtrar los temas por los cuales hacerse notar. Bienvenidos sean los debates tan inverosímiles como cuáles son los parlamentarios que fuman marihuana.
Últimamente, cada uno de los partidos políticos ha ido avanzando por medio de errores y desentendimientos internos que han quitado credibilidad no solo a los bloques sino también a las personas que los conforman.
En sentido de ello, que no nos extrañe el colosal efecto que pueda generar Franco Parisi.
La gente ya se terminó de desencantar con la política nacional, ya no creen ni lo que rezan los políticos… desde el concejal de cualquier municipio hasta el Presidente de la República. Y es por eso que veo tremendamente posible el triunfo de Parisi, por el hecho de que no estamos hablando de un personaje político, y se nota.
Si éste personaje es tan inteligente como parece, debe comenzar desde ya a abordar profundamente algunos temas que no tengan nada que ver con lo económico. Ya está claro que el tipo se maneja con todo lo micro y macroeconómico. Hoy es preciso que apunte a lo social, a las problemáticas ya tradicionales y de peso que encontramos de Chile como lo son la salud y la educación. Le recomiendo a este personaje comenzar desde ya con charlas para la gente de regiones donde los problemas son dos o tres veces más graves que en Santiago. No obstante, para tan poco tiempo de campaña, no puedo desconocer que lo ha hecho bastante bien.
El oficialismo debió haberse unido fuertemente y dejar que sólo la Concertación empezara con divisiones internas, pero no lo logró. A la “Coalición por el Cambio” ya le queda bien poco de “Coalición”. La Concertación, en tanto, debe seguir tirando paños fríos al caso Tsunami para que la flamante candidata pueda hacer renombre por algo positivo. Y Parisi, debe ampliar el contenido de su discurso.
Esperemos que esta vez la gente logre entender que debe votar por el más capaz y no por el más carismático.
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