Por Jorge Ramirez R.
Uno de los análisis más interesantes de las próximas elecciones municipales será el grado de respuesta de los jóvenes al nuevo sistema de inscripción automática y voto voluntario. Debemos recordar que esta transformación radical obedeció fundamentalmente al creciente congelamiento del padrón electoral anterior, en el cual el número de jóvenes inscritos no superaba el 8% del total de inscritos, mientras que con la adopción del nuevo padrón el número de jóvenes habilitados para votar llegan a un 23%.
Ahora, la pregunta de fondo es si los jóvenes responderán al estímulo institucional y votarán. En relación a lo anterior, la última encuesta del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) Análisis de Candidaturas y Voto Joven es un buen instrumento de aproximación al “enigma” que representa este importante segmento de la población.
Lo primero que llama la atención del estudio es la baja en el número de candidatos jóvenes respecto a la elección de 2008. En las cifras de alcaldes, la baja no es significativa puesto que el porcentaje de candidatos jóvenes desciende de 15,8% a 15,0%, pero donde la baja sí es más llamativa es en el número de aspirantes a concejales jóvenes, donde respecto a 2008 el número desciende de 9,1% a 7,6%. Por lo tanto, uno de los actores institucionales relevantes del proceso; los partidos políticos, no dieron clara respuesta -o al menos señales- al nuevo sistema.
Respecto a la participación electoral, el 34% de los encuestados dice que con seguridad participará de la próxima elección municipal, versus un 43% que señala que no lo hará y un 20% que menciona que “quizás lo hará”. A pesar de ser una cifra baja, este 34% equivaldría a un aumento del 60% en el voto joven respecto a la elección de 2008, cuestión que de todos modos es una buena noticia. En relación a estas cifras, es preciso entender que la respuesta a cambios institucionales -como la inscripción automática y el voto voluntario- de esta naturaleza obedece a un patrón más bien incremental. El voto como expresión política es una de las últimas respuestas a un proceso de socialización política, que es extremadamente complejo, en la medida que involucra orientaciones, actitudes y aflicciones de los individuos hacia el sistema político y sus actores, a través de múltiples esferas de la sociedad y etapas del desarrollo (en la infancia, el hogar y la familia; en la adolescencia, los grupos de pertenencia, la exposición a los medios, por mencionar sólo algunos). Por tanto, suponer un incremento exponencial inmediato en la participación juvenil por el sólo hecho de generar condiciones que facilitan el voto es no comprender el fenómeno en su totalidad.
Probablemente, la primera prueba de fuego al sistema de inscripción automática y voto voluntario sea la próxima elección presidencial, en la medida que la ciudadanía en general visualiza a la institución presidencial como más decisiva en el devenir del país. Por lo tanto, es de esperar que las cifras de participación juvenil aumenten de manera importante en un escenario presidencial respecto a una elección municipal.
Por último, y a modo de desmitificar algunas percepciones hacia la población juvenil, a pesar de que los jóvenes en la encuesta no muestran excesivo interés por participar en la próxima elección, un 77% sí conoce el nombre del alcalde de su comuna y un 42% manifiesta que el mecanismo más efectivo para convencerlo de votar es “dando a conocer su programa”(alternativa más mencionada). Si los jóvenes, en efecto, no estuvieran interesados en política la respuesta sería radicalmente distinta.
En síntesis, para dilucidar el enigma joven, la receta, y en particular para las agrupaciones políticas, parece ser clara: esperar, comprenderlos y escucharlos.
Entradas relacionadas: