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Alaveteli Conf 2012: Otra comunidad para Acceso Inteligente

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Por Pedro Daire.

Hace tres semanas recibimos en la Fundación Ciudadano Inteligente la visita de Tony Bowden, un veterano de la tecnología para la sociedad civil. Tony lleva casi 10 años trabajando en MySociety.org,  organización que fue de las inspiradoras para los fundadores de Ciudadano Inteligente.

Durante una semana Tony estuvo media jornada en nuestra oficina, conversando sobre lo que hacemos y compartiendo opiniones sobre lo que debiéramos hacer. Un tema importante dentro de la discusión fue nuestro sitio accesointeligente.org para hacer solicitudes de información ¿por qué? porque mysociety promovió y coordinó el desarrollo de un software open source (llamado Alaveteli) para hacer exactamente lo mismo. Bueno, la función es la misma, pero la realidad a la que se enfrentan muchos países a la hora de hacer una solicitud de información es distinta a la nuestra, en muchos países basta con enviar un e-mail, en cambio en Chile es necesario llenar un formulario web o uno en papel. Por esta razón nosotros no pudimos hacer uso de Alaveteli, aun sabiendo que existiría.

Desde que pusieron la primera piedra en Alaveteli han pasado ya 18 meses y, con mucho éxito, más de 10 implementaciones funcionando en varias partes del mundo. Seguramente este éxito fue el que motivó a los fundadores a hacer un encuentro de todos aquellos que algo tienen que ver con Alaveteli, en nuestro caso hacer lo mismo pero con otra tecnología.

El evento ocurrió en Oxford. Fueron dos días de conversación muy activa. Los asistentes tienen una pasión muy fuerte por lograr Libertad de Información (Freedom of Information) de la forma más fácil y cómoda para los ciudadanos.

Me llamó fuertemente la atención el uso que se le ha dado a alaveteli como una herramienta potente de presión en países en que aún no hay ley de acceso a la información pública. En estos países montan alaveteli (ej: http://tuderechoasaber.es/ y http://www.queremossaber.br) sin tener un canal claro ni plazos determinados y menos aun responsabilidades claras en las agencias gubernamentales. Pero eso no importa, ellos montan el sitio y comienzan preguntar. Pero qué pasa si hay que llenar papeles o formularios web, no importa, ellos creen que la mejor forma es vía e-mail y entonces así lo hacen, no adaptan la herramienta a su realidad, al contrario, usan la herramienta como creen que debiese funcionar su futura ley.

Antes dijimos que Alaveteli era un software open source, fuimos injustos, Alaveteli es 40% código y 60% comunidad. Muchas “manos” han pasado por Alaveteli (https://github.com/sebbacon/alaveteli) y todas las personas detrás de esas manos son de un valor inmenso a la hora de mejorar un software. En FCI nos dimos cuenta de eso y quisimos sumarnos y aportar con nuestra tecnología para aquellas jurisdicciones que requieran de formularios web y a cambio nuestros usuarios disfrutarían de todas las mejoras que esta excelente comunidad le haga a la aplicación en todos los aspectos de usabilidad que nosotros no hemos podido pulir por falta de tiempo.

En la conferencia manifestamos nuestra voluntad de crear un módulo de Acceso Inteligente que se integre 100% con Alaveteli y que permita manejar simultáneamente solicitudes vía e-mail y vía webforms. La comunidad celebró esta intención, eventualmente sería útil para  España y Brasil y que están discutiendo sus leyes y el formulario web suena fuerte en el debate.

Esperamos que esta integración se concrete dentro de los próximos meses. Estamos ansiosos de entregarle a los ciudadanos un mejor servicio para acceder a la información pública. ¡Estén atentos!

 

¿Quién vigila a los vigilantes?

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Por Francisco Luco.

Con el apogeo en los últimos años de colectivos como Wikileaks, Anonymous y Lulz Security, la información más reservada, sea que se encuentre custodiada por el gobierno o algún ente privado, se encuentra al alcance de la mano de cualquiera y tan accesible como las informaciones tradicionales que entregaría un medio de prensa convencional.

Si bien es cierto que estas agrupaciones mantienen algunas diferencias sustanciales entre ellas, existe asimismo una serie de rasgos comunes y visión compartida que les ha permitido en más de alguna ocasión trabajar en conjunto.

Sin embargo, el problema que aparece con el apogeo del acceso a la información, la proliferación de este tipo de colectivos y el trabajo llevado a cabo, es que la barrera que separa entre la legitimidad para conocer de los datos públicos y lo que de plano podríamos calificar como un robo de información o vandalismo digital, se vuelve cada vez más difusa.

Hace sólo un par de semanas el FBI informaba que, gracias a antecedentes provistos por el propio líder de Lulz Security, Héctor Xavier Monsegur, alias Sabu (quien había sido arrestado a mediados de 2011), cinco de sus compañeros de fechorías fueron detenidos.

Desde luego la actitud del informante fue calificada en círculos virtuales como una de las más deleznables que puedan verse en el entorno del llamado hacktivismo. En efecto, esta clase de perfidia no suele ser el espíritu general que se aprecia en comunidades tan grandes como las mencionadas; las que, en cambio, se caracterizan –suponemos– por valores como la lealtad o la existencia de alguna consigna contra un enemigo común que no admite debilidades, quebrantamientos ni divisiones.

Miles de usuarios anónimos se lanzaron en picada a las secciones de comentarios en blogs de habla inglesa e hispana, desatando su odio y dejando entrever que Héctor Xavier Monsegur merecía las penas del infierno por haber proporcionado al FBI la información que —se espera— ayudará a dar un término más o menos definitivo a la historia de esta organización. Pero lo interesante es que no se trató de una actitud de reproche que se limitara a hacktivistas o hackers; por el contrario, se generó una especie de sentimiento comunitario y de empatía que se extendía a cualquier usuario de Internet que se preciara de ser amante de la tecnología y la libertad de información.

El problema sobre el que no muchos se habían detenido a pensar, sin embargo, es que (a riesgo de decir algo que de políticamente correcto nada tiene) en el caso particular de Lulz Security nos enfrentamos a una organización que parece estar mucho más cercana a la criminalidad cibernética que a una legítima lucha por el acceso a la información. Después de todo, no podemos ni debemos perder de vista que fue Lulz Security la organización que se vanaglorió de, por ejemplo, haber robado en 2011 cientos de miles de nombres de usuario, contraseñas y números de tarjeta de crédito de la base de datos de Sony.

Ahora, ¿cuál es el bien al que aspiramos o el beneficio que la comunidad obtiene cuando un grupo de hackers (sí, sabemos que el sentido original de esta palabra dista bastante del que se utiliza hoy en día, pero sencillamente nos acoplaremos a la convención) se dedica a robar datos que, además, podrán ser utilizados posteriormente para fines aún menos loables?

Un caso menos extremo, pero igualmente ilustrativo, es la última hazaña de Wikileaks, la que, en asociación con Anonymous, se hizo de nada menos que cinco millones de correos electrónicos pertenecientes a la firma privada de análisis Strategic Forecasting,  una serie de datos que fueron derechamente robados por Anonymous (ente cuya supuesta falta de jerarquía y organización difícilmente puede ser sostenida hoy en día) el pasado mes de diciembre.

Como explican los medios de prensa, empero, ésta no fue la primera oportunidad en que Wikileaks filtra información que reviste el carácter de privado en vez de público. Y no puede dejarse pasar lo relevante que es diferenciar entre una cosa y la otra.

Asumiendo que –al menos desde un punto de vista formal– el acceso a la información pública que ostenta el gobierno –cuya obtención no ha sido autorizada– reviste cierta ilegitimidad, se subentiende que prima, no obstante lo anterior, una suerte de legitimidad material: la de los gobernados por conocer la verdad deliberadamente ocultada (y no pocas veces tergiversada) en manos de quienes han sido democráticamente elegidos.

El caso de Stratfor, sin embargo, es distinto. Se trata de informes de análisis que, si bien versan sobre temas globales y tan importantes como la seguridad nacional y prospecciones socio-económicas, a fin de cuentas han sido encargados en un ámbito de competencia amparado por la intimidad y privacidad que merece cualquier relación laboral o de prestación de servicios. Poca diferencia hay, entonces, entre este caso y la intrusión en la casa de un vecino para revisar su correspondencia y obtener información que lista y llanamente no reviste el carácter de público, por muy interesante que aparezca.

Arrogándose una legitimidad que nadie les ha concedido, grupos como Anonymous, que aparentan jugar el papel de alguna clase de partisanos de la nueva era digital y asumir con más seriedad de la necesaria el rol de V en la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd, saltan de sitio en sitio dedicándose no sólo a botar servidores, sino a conseguir información que poco o nada tiene que ver con lo que las sociedades del siglo XXI necesitan.

Desde luego esta falta de legitimidad política o social se ve suplida por la ostentación de un poder casi incontrarrestable: el del conocimiento técnico requerido para dejar en ridículo a las agencias de seguridad de Estados Unidos y los órganos de seguridad de las distintas multinacionales cuya información ha sido robada con la misma facilidad que se le quita un dulce a un bebé. Se trata de pseudo-héroes que por el poder que se han conferido a sí mismos, pueden permitirse el lujo de transgredir normas y obrar en provecho propio. Luego, como en ese clásico argumento dramático (al borde del cliché) del que se han valido algunas historias de ficción, la que parece escribirse acá es la de una legión de rebeldes que, intentando derrocar al gobierno represivo de turno, termina convirtiéndose en un régimen fascista igual o peor que el saliente. O por decirlo de una manera más simple, el remedio termina siendo peor que la enfermedad.

En este momento los ojos ciudadanos miran con escepticismo, sobre todo después de las agitaciones sociales que se han verificado en los últimos años, las acciones y omisiones de los gobiernos. Sin embargo, una visión auténticamente crítica debe pregonarse no sólo respecto de determinados grupos de personas, sino como actitud y casi filosofía de vida; de lo contrario, sencillamente no podemos clamar por libertad. Y es que, como afirmaba el escritor argentino José Pablo Feinmann, “no hay libertad si no está alimentada por la crítica”.

Es importante tener las cosas claras, pues  se supone que la luz al final del túnel es una democracia representativa más justa, abierta y transparente, y no una especie de anarquía épica con ribetes de romanticismo, como las que suelen mostrar historias tipo V for Vendetta.

 

Revolución educativa y la otra brecha digital

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Por Francisco Luco

A mediados de enero Apple anunció sorpresivamente un conjunto de tres nuevas herramientas de software, las que permiten asignar a la tecnología un tremendo valor como agente de cambio en el campo de la educación: iBooks 2 –una plataforma de distribución de libros electrónicos que podría eventualmente desplazar a los textos educativos tradicionales–, iBooks Author –una aplicación que permite a cualquier persona desarrollar su propio texto educativo electrónico– y iTunes U –una aplicación para iPad, iPhone y iPod Touch que pretende acercar a los usuarios una serie de contenidos académicos puestos a disposición por las más prestigiosas universidades del mundo–.

Mientras tanto, en nuestras provincianas y todavía pacíficas latitudes –al menos hasta que verdaderamente comience el año en marzo–, la relativa calma del escenario social y político augura con efectividad lo que todos prevemos que sucederá una vez que el grueso de la población haya dado término a sus días de reposo. Es una pasividad que augura lo evidente e inevitable; la calma antes de esa tormenta que prontamente se dejará caer y que podremos denominar “Revolución (?) Educativa: Parte II”. Una revolución que implicará, está claro, que actores políticos y sociales salgan a las calles a vociferar por una mejor educación. Podemos prever que será un período de conmoción y agitación que, como varios dirigentes ya auguraban el año pasado, probablemente sea de igual o incluso mayor magnitud que lo ya visto en meses previos.

Sin embargo, ¿qué clase de delirio podría hallar una coherencia entre la –digamos merecida– holgazanería de que muchos disfrutan en estas semanas, las futuras movilizaciones “por la educación” y lo anunciado hace un mes por el gigante informático de Cupertino? ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? Mucho, a decir verdad.

Cuando uno evoca el concepto “Internet”, probablemente el primer impulso de muchos chilenos sea pensar en un portal blanco y azul plagado de chismes, mini juegos y otras frivolidades, en el cual suelen desperdiciar una excesiva cantidad de horas (estadísticas a mano no tengo, pero tampoco podemos ser tan cínicos como para negar que cada vez que una secretaria, estudiante, empleado de oficina o funcionario cualquiera está mirando con atención y suma concentración una pantalla sobre su escritorio, al observar la misma comprobaremos que está conectado a Facebook).

Por otra parte, a la hora de mirar el historial de navegación de esos mismos computadores en la oficina o en la universidad, comprobaremos que ya varios han visitado, entre otros sitios afines, el diario de circulación nacional por excelencia si lo que deseamos es informarnos de las banalidades del mundo de la farándula (ustedes me entienden).

Por último, si tomamos el smartphone de cualquier conocido, probablemente nos encontremos con un cuantioso surtido de contenidos fútiles, entre aplicaciones que, sí, a veces entretienen y sanamente distraen, pero que en exceso sólo contribuyen a perder el tiempo y a desaprovechar la tremenda utilidad que un computador en la palma de nuestra mano verdaderamente puede aportar.

La deprimente conclusión que podemos sacar a partir de esto es, entonces, que Internet y la tecnología en general (el computador personal, teléfonos inteligentes y todo lo demás) hoy parecen adolecer del mismo problema que presentó y aún presenta la televisión: involucionar, aunque sea por causas externas, de un medio concebido para entretener, informar y educar a uno que sólo pareciera concentrarse en lo primero (aún cuando en el caso de Internet, y a diferencia de la televisión, buena parte del problema no sea atribuible a los proveedores de contenidos, sino a los consumidores.)

En esta interesante entrevista a Isaac Asimov, realizada en 1988, el visionario y genial escritor fue capaz de vaticinar con optimismo y acierto cómo en el futuro cada hogar contaría con una computadora conectada a bibliotecas universales, de manera que podríamos acceder todos a una cantidad de información ilimitada. Así, nos veríamos enfrentados a lo que él describió como una verdadera revolución educativa.

Esa revolución permitiría, sin llegar al extremo de abolir la escuela, que cada persona adquiriera conocimientos desde su más tierna infancia, guiándose por su propia vocación y a su propio ritmo. Era una oportunidad, creía Asimov, para despojar al concepto “educación” de connotaciones absurdas y nefastas, como que se trata de un proceso para niños y jóvenes, que se inicia con el ingreso al sistema educativo obligatorio y que acaba una vez que se egresa de él para adentrarse en el mundo laboral. La tecnología, y más precisamente Internet, eran una oportunidad –observen el optimismo de Asimov– para que la adquisición de conocimiento no resultara aburrida porque alguien la impone en un salón, sino para que fuera, en su lugar, interesante y deseada por todos.

Sin embargo, las aspiraciones antes aludidas parecen chocar estrepitosamente con la triste realidad. En un contexto en que la televisión abierta atraviesa una decadencia impresentable e innegable, Internet parecía ser la salvación. Pero lamentablemente no parece ser el caso.

Incluso Steve Jobs, el hombre cuyas ideas y trabajo constituyeron la piedra angular sobre la que se cimentó el imperio de Apple, dijo en una entrevista a mediados de los 90:

“La gente está pensando menos de lo que solía hacer. Eso es principalmente por la televisión. La gente está leyendo menos y están ciertamente pensando menos. Así es que no veo a la mayoría de la gente usando la red para obtener más información.”

Con esto no pretendo decir que Asimov se equivocó y que su visión optimista se vio sepultada por la visión más sombría de otro hombre que al final sí acertó, mientras el mundo se dirige a un pozo sin fondo. Esto lo preciso porque, en cierta manera, Asimov sí tuvo razón: si bien aún queda trabajo por hacer, la infraestructura está, así como la posibilidad de acceder al conocimiento disponible en ella. Las oportunidades de conectarse a esas bibliotecas rebosantes de información existen, de manera que la educación, en su sentido más puro y genuino, se encuentra hoy al alcance de buena parte de la población mundial, incluido por cierto nuestro país. Por ello insisto: esos vaticinios felices, en cierta forma, son hoy una realidad.

 

¿Cuál es el problema entonces?

El problema es que si bien la infraestructura y la información están, algo falló en el camino y jamás llegó a existir esa añorada revolución educativa de la que el prolífico escritor hablaba. Es decir, está todo al alcance de nuestra manos, menos una genuina voluntad e interés de parte de los usuarios –sean niños, estudiantes universitarios, trabajadores, dueñas de casa, jubilados o lo que sea– por educarse.

Desde luego lo anterior no responde mucho a la pregunta formulada, pues de inmediato nos cuestionamos: ¿y por qué a pesar de tener esa revolución educativa frente a nuestros ojos, la sociedad no se ha interesado por la adquisición del conocimiento?

La respuesta a esta nueva pregunta por cierto que no es de mi competencia, pero la formulación de estas interrogantes al menos debiera animarnos a observar que, mientras una buena parte de los estudiantes probablemente sobrecargue sus semanas de vacaciones de actividades hedonistas y sin sentido, la cacareada revolución educativa está mucho más cerca de lo que creen y al alcance de su mano, así como al alcance de la mano de cualquier otro, más joven o viejo, que quiera verdaderamente profesar algo de amor propio y adquirir conocimiento e información relevante para sí.

Es por esto que me gustaría saber, mientras la industria de la tecnología desarrolla aplicaciones que acercan la educación a la gente aún más de lo que ya lo hace Internet por sí sola, cuántos de los nobles partisanos que salieron a las calles y volverán a hacerlo este año porque quieren “educación de calidad”, efectivamente han aprovechado las oportunidades que –como a Jobs le gustaba decir– el cruce de la tecnología con las humanidades puede ofrecer. Y con aprovechar estas tecnologías no me refiero, por cierto, a desperdiciar buena parte del día conectado a Facebook o diarios de farándula.

Hay una sobrecarga de información en nuestras vidas; es verdad. Internet cuenta con cantidades inconmensurables de contenidos inútiles; innegable. Pero no es menos cierto, asimismo, que muchos realmente están haciendo algo por salir a buscar su educación de calidad (trabajo que en las condiciones actuales ni siquiera es tan laborioso y demandante de energía y tiempo), mientras otros se limitan nada más a sentarse y esperar que aquella caiga del cielo.

Y es que, como afirmó el especialista en educación Curtis Johnson: “según el modelo que sigue siendo dominante en la mayoría de escuelas del mundo, al entrar en el aula casi parece que el conocimiento sea algo escaso, difícil, prácticamente imposible de obtener a no ser que tengamos a un adulto debidamente cualificado de pie frente a un grupo de jóvenes que le escuchen solícitos, dispuestos a anotar en sus cuadernos cualquier dato supuestamente de valor. Pero los alumnos saben que no es así: el conocimiento es ubicuo. Pueden entrar en Google para buscar una respuesta y llegar a ella mucho más rápido que nadie en esta sala –hasta un muchacho de 9 o 10 años puede hacerlo–. Es cierto que tal vez no tengan el criterio para saber cuáles son las coas que merece la pena buscar, ni la sabiduría para valorar lo que encuentran, pero es evidente que pueden acceder al conocimiento; no tenemos que dárselo.”

Así, lo anterior parece generar otra brecha digital, no una entre usuarios conectados y desconectados, sino una entre usuarios que realmente aprovechan el potencial informativo y educativo que Internet genera y usuarios que, aun con acceso a la red, condicionan su vida de forma negativa de la misma manera que han sido condenados quienes han recibido una educación formal deficiente.

Esa es una brecha digital mucho más problemática que la que ya conocemos, puesto que, probablemente, el abismo entre los dos porcentajes de la torta sea más grande aquí que en un gráfico que ilustra cuántos ciudadanos están conectados a Internet y cuántos no. Además, será sin duda la siguiente brecha digital contra la cual nos enfrentaremos una vez que la anterior sea superada. Y es una brecha de la cual, por cierto, no he oído a nadie hablar.

 

SOPA, ACTA y el TPP no son el problema

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Por Francisco Luco.

Contrariamente a lo que hemos creído por algún tiempo, el problema de la amenaza a nuestros derechos de acceso a la información y libertad de expresión no se llama SOPA, PIPA, ACTA o TPP.

El problema fundamental no radica en instrumentos legislativos que, intentando resguardar valores difusos –llámense seguridad digital o derechos de autor–, tienden a vulnerar derechos fundamentales. El problema no radica en la ley de turno que busca responsabilizar al administrador de un blog por las injurias que se puedan eventualmente verter en él; ni en la que exija a los ISP un control férreo de los contenidos que un usuario de Internet descargue y les ordene cortar el servicio si se tratare de determinado material; ni tampoco en la ley que determine mandar a la cárcel a quien ose distribuir en la red cualquier obra protegida.

Aunque en los hechos no lo parezca, estos episodios –mientras no se aprueben los correspondientes proyectos– son meramente anecdóticos. A lo más sintomáticos, si se quiere.

El verdadero problema, aquel del cual SOPA y muchos otros acrónimos son nada más sus consecuencias, dice relación con las dimensiones que ha alcanzado Internet en la vida cotidiana y los ojos con que la red comienza a ser vista por grupos de interés como empresarios y políticos.

Que no se me malinterprete con esto último. No se trata de elucubrar una nueva teoría salfatiana y ver enemigos ocultos en todas partes, sino de identificar los poderes fácticos y tradicionales cuya existencia todos conocemos, y cómo sus miedos son cosa mucho más manifiesta de lo que creemos.

En el caso del genérico concepto de “empresarios”, entendemos que se trata de ejecutivos de la industria discográfica, del cine y otras que, ejerciendo un lobby feroz sobre la llamada clase política, ven una supuesta amenaza al bienestar de sus respectivas industrias en el comportamiento de usuarios con pata de palo y parche en el ojo.

Pero además del resguardo de ciertos intereses comerciales, el poder tradicional también posee sus propias razones para aguarnos la fiesta.

Y es que el caso de los políticos es especialmente interesante. Un rápido examen a nivel global nos permite apreciar la diversidad de colores de que hacen gala los distintos países que han coartado o pretendido coartar la libertad de expresión, el acceso a la información y otros derechos fundamentales (fundamentalísimos en el nuevo milenio). Dicho en otros términos, el poderoso, abierto y masivo espacio de información, conocimiento, cultura, entretenimiento y educación en que se ha convertido Internet ha merecido la amenaza tanto de tiranías en Medio Oriente, como de la dinastía Castro en Cuba y de republicanos y demócratas en Estados Unidos. O sea, hay para todos los gustos.

Como afirma con precisión Claudio Ruiz, de la ONG Derechos Digitales:

todas estas iniciativas tratan de entender las nuevas tecnologías e Internet fundamentalmente como un lugar opaco cuyas prácticas hay que regular con severidad para resguardar mecánicas de negocio de la era previa a internet. Así, otros derechos que ven en Internet una zona segura y de fácil desarrollo, como la libertad de expresión, terminan cediendo a favor de intereses comerciales vinculados a la explotación de los derechos de autor.

Creo fundamental resaltar aquello de entender las nuevas tecnologías e Internet como un lugar opaco. Incluso, a juzgar por las acciones adoptadas en diversos ordenamientos, uno podría inferir sin miedo a equivocarse que Internet es visto muchas veces como un auténtico espacio de libertinaje, una anarquía que se ha venido soportando durante décadas, y que amerita con urgencia y prontitud una regulación sumamente interventora e –incurriendo en un despropósito jurídico– incluso sanciones penales. Pero en esa absurda apreciación, por cierto que no sólo tienen cabida los intereses comerciales a los que se aludía anteriormente.

Permítanme aquí hacer un paréntesis bastante clarificador. Y es que una buena forma de ilustrar la situación es una ya legendaria declaración de la NTIA de principios de 2010.

Citando el correspondiente artículo en inglés de Wikipedia, la National Telecommunications and Information Administration es una agencia integrante del Departamento de Comercio de Estados Unidos, cuya función consiste en operar como principal asesor del Presidente en materia de telecomunicaciones.

Pues bien. No fue más ni menos que dicho órgano el que en la mentada declaración enseñó una curiosa delimitación temporal para referirse a la historia de Internet y a las medidas reactivas que deberían adoptarse de cara al futuro. Así, la NTIA se empeñó en describir el período comprendido entre los años 1990 y 2000 como la “Política de Internet 1.0: transición a la comercialización” y el período comprendido entre 2001 y 2009 como “Política de Internet 2.0: desde el garaje a las calles”.

Aquel primer período, caracterizado por el surgimiento de los primeros ISP comerciales, habría sido observado con una actitud del gobierno norteamericano propensa a la no intervención, de manera que se facilitara el crecimiento de la red y se promoviera la innovación en garajes a lo largo y ancho de todo Estados Unidos. En el segundo período, por su parte, en donde resulta evidente la masificación de Internet y la forma en que éste pasa a convertirse en un servicio doméstico más (con 7 de cada 10 hogares estadounidenses conectados, según las estimaciones de la NTIA en ese entonces), comenzarían a aparecer los problemas: de privacidad, de seguridad y, era que no, de infracción de copyright.

Con este par de antecedentes es que la NTIA no dudó en sugerir hace dos años la “Política de Internet 3.0”, una que vendría a poner orden en un mundo de caos en que el principio “leave the Internet alone” ya no puede seguir teniendo cabida.

Estas ideas manifestadas en 2010 no representan sino el puntapié formal de las nefastas iniciativas que se han venido conociendo en el último tiempo. Y las mismas palabras escogidas en dicho discurso (más elocuentes de lo que yo pueda reproducir) dejan entrever el problema de fondo al que aludía al principio, aquel que subyace como causa de esos efectos que llamamos SOPA o ACTA.

El problema no es económico, sino esencialmente político y sociológico: tiene que ver con la forma en que las cuotas de poder ahora, al menos en una cierta y moderada medida, son “compartidas” entre gobernantes y ciudadanos conectados, y la forma en que a los primeros atemoriza una suerte de comunismo 2.0 que en realidad no es tal.

Tiendo a creer que los principales actores políticos que hoy gobiernan Estados Unidos y Europa –y en realidad cualquier país– son gente de avanzada edad con una visión de mundo ya formada, moldeada, a modo de ilustración, por paradigmas anacrónicos como el de la guerra fría.

Las nuevas generaciones, en cambio, nacen y verán expuesto su crecimiento a otra clase de estímulos, a nuevas formas de aprender y hasta a un cambio en códigos del lenguaje como nunca antes visto; a un mundo distinto, donde Internet no es la novedad científica que –como afirmaba la propia NTIA– hace sólo un par de décadas permanecía en un garaje, sino un ente universal y accesible cuya existencia resulta tan natural e incuestionable como el agua.

Es el mundo tecnologizado y rebosante de información y oportunidades que escritores como Isaac Asimov y un algo más pesimista Arthur C. Clarke vaticinaron varias décadas atrás; un mundo cuya configuración golpea fuertemente las nociones de políticos vetustos y que los inmoviliza, de la misma manera que hoy un anciano promedio de 80 años sería reticente a aprender a utilizar un reproductor de música digital en desmedro de la radio.

Por ahora, la única forma de escapar de lo que parece ser un complejo año para el derecho de acceso a la información y el ejercicio de la libertad de expresión, es el boicot de proyectos como SOPA y el ejercicio proactivo de labores de información y difusión tan loables como las de ONGs tipo Ciudadano Inteligente y Derechos Digitales.

Sin embargo, no podemos obviar que en un largo plazo son otras las determinaciones que deberíamos tomar para evitar que lo que en algún momento parecía erigirse como una biblioteca de entretenimiento, conocimiento e información sin límites y al alcance de cualquiera, termine sucumbiendo, más que a los intereses de la industria editorial, musical y cinematográfica, a los intereses de un orden y estructuras con formas particulares de ver y gobernar la sociedad. En este sentido, los pasos a seguir son evidentes y dicen relación con ese sagrado ejercicio cívico llamado voto, pues mientras no exista un recambio de mentalidad en el poder (ojo, que no basta rejuvenecer en 20 años a los candidatos), iniciativas como SOPA y PIPA seguirán multiplicándose.

¡Empodérate! Te recomendamos 10 sitios pro transparencia

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Por Rocío Palma | Comunicaciones FCI.

Durante el último tiempo, hemos puesto énfasis en hacernos –los ciudadanos- personas más informadas y participativas. A su vez, las instituciones han comenzado a revelar información a la que antes no podíamos acceder. Por eso, si tienes dudas en temas de transparencia y acceso a la información, estos son los sitios que no puedes dejar de visitar a la hora de hacerte preguntas, seguramente en ellos, podrás encontrar respuestas.

1. Corporación Participa (www.participa.cl) | @CorpParticipa

Desde 1988, la corporación Participa ha buscado mejorar la calidad de la democracia promoviendo la participación ciudadana en los asuntos de interés público y un ejercicio responsable del gobierno. La idea principal de esta entidad es contribuir para que los valores y derechos democráticos sean conocidos, respetados y ejercidos por personas informadas, organizadas y participativas. Además, aboga por prácticas transparentes y por la rendición de cuentas en la gestión pública.

Dentro de sus proyectos, destacan los de participación ciudadana y de transparencia y acceso a la información pública como el programa “Quiero mi barrio” (2007-2010), “Incide” (2010-2011) e “Iniciativa y Acceso”. Durante el 2011 se realizaron “Seminarios Participativos” y el proyecto “Ciudadanía Activa”.

2. Fundación Pro Acceso (www.proacceso.cl) | @ProAccesoChile

Nació en julio del 2004 como una fundación sin fines de lucro que buscó -desde un comienzo- promover el acceso a la información pública, y consolidarlo como un derecho humano fundamental, generando cambios a nivel legal y cultural. Intenta garantizar el acceso de los ciudadanos a la información pública y promocionarlo como una herramienta central en el desarrollo de políticas públicas de Chile.

Actualmente, Pro Acceso realiza un arduo seguimiento al fallo de la Corte Interamericana y a los cambios institucionales que están en trámite legislativo.

3. Proyecto Transparentemos (www.transparentemos.cl) | @transparentemos

El proyecto Transparentemos  busca que las organizaciones que participen en él se autorregulen  e incorporen a su gestión los principios de la transparencia activa y rendición de cuentas. Esto incrementará la legitimidad del sector,  permitirá alcanzar una mayor eficacia e impacto tras su gestión y así,  alcanzar más oportunidades de acceso a recursos del sector público y privado.

Transparentemos contempla construcción de estándares, en base al modelo Chile Transparente. También, tiene un plan piloto, donde se convocarán a 60 organizaciones sin fines de lucro para hacerse parte de esta experiencia. Por último, se emprenderán acciones con las distintas instituciones públicas y privadas.

4. Ciudad Viva (www.ciudadviva.cl) | @ciudad_viva

En el 2000 se fundó Ciudad Viva , su compromiso fue tomar el conocimiento adquirido durante la lucha de cinco años contra el primer gran proyecto de autopista urbana en Chile (Costanera Norte), que hubiera destruido la rivera norte del río Mapocho y todo su patrimonio tangible e intangible, y ponerlo a disposición de las comunidades urbanas en conflicto o que estén buscando jugar un rol más activo en la planificación, para construir barrios y ciudades más justas socialmente y sustentables ambientalmente.

Finalmente, Ciudad Viva busca el empoderamiento de los ciudadanos y especialmente sus organizaciones, los espacios colectivos donde se construyen consensos cruciales.

5. Consorcio por la Transparencia (www.consorcioporlatransparencia.cl)

El Consorcio es un grupo de organizaciones de carácter multidisciplinario que  través de su experiencia y conocimiento en materias de transparencia, participación ciudadana, acceso a la información y tecnología, busca facilitar el acceso real de los ciudadanos a la información, y monitorear a las diferentes instituciones públicas y privadas. Además, se preocupa de desarrollar acciones de educación, difusión y empoderamiento ciudadano en torno a estos derechos.

Dentro de las organizaciones, cuentan con la participación de: Corporación Participa, Fundación Pro Acceso, Fundación Pro Bono y la Fundación Ciudadano Inteligente.

6. Consejo para la Transparencia (www.consejotransparencia.cl) | @ctransparencia

El Consejo para la Transparencia es una corporación autónoma de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, creado por la ley de Transparencia de la Función Pública y de Acceso a la Información del Administración del Estado. Busca promover y cooperar en la construcción e institucionalización de una cultura de la transparencia en Chile, garantizando el derecho de acceso a la información pública de las personas.

7. Red de Transparencia y Acceso a la información (http://redintercambio.cplt.cl)

Es una red de intercambio entre organismos y entidades públicas que desarrollan supervisión en funciones de transparencia y acceso a la información pública. Esta red la conforman, el Ministerio Institucional de Transparencia y lucha contra la corrupción de Bolivia, el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos de México, la Unidad de Acceso a la Información Pública de Uruguay, la Defensoría del Pueblo de Perú y el Consejo para la Transparencia de Chile.

Acá podrás enterarte que sucede no solamente en Chile, sino en otros países de América sobre el tema de transparencia y acceso a la información.

8. Gobierno Transparente (www.gobiernotransparente.cl)

En este portal se encuentra toda la información sobre transparencia de las entidades públicas. Dentro de las opciones que te da, puedes ingresar y ver datos de organismos públicos, sistema de compras, informes de ejecución presupuestaria, transferencias, actos y resoluciones, estructuras orgánicas, la dotación de personal de las distintas instituciones y la declaración de intereses de nuestras autoridades, entre otras opciones.

9. Chile Transparente (www.chiletransparente.cl) | @Ch_Transparente

Chile Transparente, combate la corrupción desde una perspectiva integral. Crea conciencia sobre los beneficios de la transparencia en las organizaciones públicas y privadas, y da a conocer los costos económicos y sociales que implica la corrupción.

Desarrolla proyectos que posicionan los valores de la transparencia y la probidad, y elabora herramientas y prácticas que permitan mejorar los niveles de integridad y acceso a la información de la ciudadanía.

Las actividades y acciones emprendidas por el organismo son financiadas por el aporte de socios individuales y de empresas cooperadoras, junto a las donaciones recibidas por proyectos específicos de parte de distintas entidades nacionales e internacionales.

10. Open Goverment Partnership (www.opengovpartnership.org/) | @opengovpart

El Open Goverment Partnership tiene por objeto asegurar el compromiso concreto de los gobiernos en promover la transparencia, aumentar la participación ciudadana, luchar contra la corrupción y aprovechar las nuevas tecnologías para hacer que los gobiernos sean más abiertos, efectivos y contables. Otra tarea, consiste en apoyar la participación ciudadana de todas las personas, por igual y sin discriminación, en la toma de decisiones y la formulación de políticas.

 

Y además, no dejes de visitar la página de nuestra fundación: www.ciudadanointeligente.org

 

Los @políticos más depravados de #Chile

Por Álvaro Castañón.

¡Todo listo! Tu partido político ha entregado su visto bueno a tu candidatura. Lo ha hecho luego de un tenso proceso, el cual dio como resultado un “sí” tan adolorido como si lo hubieran descontado de sus sueldos.

Ya eres oficialmente un candidato, y lo primero que pasa por tu mente es que tienes que comenzar a cautivar a los votantes, generar redes y lograr que más de un “aperrado” se ponga la polera de tu campaña. Estás ansioso, tienes las ganas y el ímpetu, pero debes partir por lo más fácil, aquello que es gratuito, cool y está de moda.

Diez minutos después de que la ampolleta se prendiera sobre tu cabeza, ya está: ¡tienes Twitter, Facebook y un canal de Youtube! Ahora sólo te tienes que preocupar de entregar tu mensaje, y convencer a todos de que eres su líder, un servidor público que viene al rescate de la política añeja.

Luego comienza la campaña, te das cuenta que la cosa es un cacho, no tienes tiempo para responder preguntas tontas, poner me gusta, subir imágenes, videos y hacer RT. Pero descubres justo a tiempo una excelente app que te permite controlar todo desde tu Smartphone, y la vida cambia, ahora nadie será privado de tus “interesantes” reflexiones.

Lo que no sabias, por obvio que parezca, es que las redes sociales son justamente una “red”, donde todos –o la gran mayoría- llegan con ánimo de interactuar. Es así como para nuestra clase política es una mera plataforma “chora” donde por moda temporal se debe estar. Después de todo, así se hace en las campañas de Estados Unidos, y por cierto, es una buena vitrina y gratis.

El exhibicionismo, es una de las peores depravaciones que pueden atentar contra el concepto de redes sociales. Son los “iluminados” a los cuales sigues por su importancia en el “mundo material”, pero que se limitan a entregar sus reflexiones, sin que sean capaces de responder a los ilusos que creen que acá si podrán tener una conversación de tú a tú con la autoridad.

Una referencia más concreta la podemos extraer del listado elaborado por el diario La Segunda de los “Top 140 Twitteros Chilenos”, donde de esos 140 twitteros menos de 10 son políticos.

En los primeros puestos del ranking publicado podemos encontrar al Presidente Piñera, un clásico ejemplo que sigue a menos del 5% de quienes lo siguen y todo un cyber-exhibicionista. El Presidente no responde ni hace retweet de nada ni de nadie, sólo importa lo que él hace.

En un rango intermedio del listado, tenemos a Laurence Golborne, Marco Enríquez-Ominami y Claudio Orrego. Este último es el más exhibicionista, con poca gente en su time line, muchos seguidores y poca conversación, pero su agenda se actualiza eficazmente.

El ministro Golborne en cambio interactúa más con los twitteros, pero su participación se limita a la autopromoción y a responder a quienes lo mencionan, ya que siguiendo sólo a 124 personas no queda mucho espacio para saber lo que pasa en la “twittosfera”.

El Twitter de ME-O dice que es “atendido por su propio dueño”, y se nota, pues él se da el tiempo para responder, tener un time line de un poco más de 50.000 personas, hacer retweet y ser un exhibicionista no agotador.

Quizás los más rescatables de la lista del diario La Segunda son políticos “old school”, como Tomás Jocelyn-Holt y Jorge Schaulsohn. Este último, si bien es bueno para la conversación y no se exhibe con locura, tiene un gran problema; de sus 33.232 seguidores no sigue ni al 1%. De ahí que de su cuenta salgan pocos RT, y probablemente su pauta tiene cero relación con las redes sociales, limitándose a responder menciones y a comentar el diario.

De Jocelyn-Holt no podemos decir nada malo; no es un autorreferente, twittea en formato AM y PM, su time line es reciproca con quienes lo siguen, y en términos de conversación es muy nutrido. Claramente sus problemas no están en Twitter, esos se encuentren más bien en la política.

Pero más allá de listados, políticos twitteros exhibicionistas hay por montones; unos que sólo promocionan sus pensamientos, otros que promocionan su agenda, y los que con suerte se acuerdan de escribir una vez al día.

En Facebook la cosa no es mejor, basta por ejemplo, ver el perfil de Ignacio Walker o de Cristián Monckeberg, exhibicionistas totales que se limitan a poner información o replicar la de Twitter, sin conversación o interacción alguna.

Tener a un político en las redes sociales se ha transformado en lo mismo que hablar con un diario mural, el cual tiene información que puede ser interesante o no, pero donde no existe una respuesta, el clásico feedback.

Hoy las redes sociales han replicado el modelo social que tenemos fuera de internet, donde la clase política es lejana, exhibicionista y sorda, mientras los ciudadanos nos limitamos a hablar entre nosotros. No se dan cuenta que tenemos en nuestras manos una tremenda herramienta de dialogo y comunicación,donde todos en cierta medida nos mostramos, pero eso puede no ser un acto pervertido si equilibramos los contenidos y la interacción.

No podemos obligar a nuestras autoridades a responder un post o tweet, pero es claro que sería mucho mejor y honesto, que cuando se registraran no lo hicieran con la intención depravada de estar en vitrina.

Por el contrario, el animo fuera de dialogar con quienes se encuentran distantes de las esferas de poder, pero están interesados en hacer algo, entregar una opinión, o emplazar a una autoridad por algo que no le guste, que no es ser troll, es buscar legítimamente una respuesta de su autoridad.

Fuente: El Dínamo.

La otra desigualdad: la cárcel de Punta Peuco

Por Rocío Palma | Comunicaciones FCI.

El 14 de junio de 1995, la ministra de Justicia Soledad Alvear, firmó un decreto para crear el recinto penitenciario de Punta Peuco, con el objetivo de albergar a los presos condenados por violaciones a los Derechos Humanos durante el régimen de Augusto Pinochet.

La ley consideraba explícitamente que el modo penitenciario era incompatible con todo privilegio o discriminación arbitraria y sólo consideraría aquellas diferencias exigidas por políticas de segmentación, encaminadas a la readaptación social y a salvaguardar la seguridad del procesado y condenado, y de la sociedad.

Cárcel

A pesar de esta situación, los internos del recinto cuentan con áreas verdes, cancha de tenis, máquinas para hacer ejercicio, parrillas y celdas que comparten entre dos reclusos, situación dispar si se compara con una cárcel con el mismo sistema cerrado tradicional, como el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, más conocida como ex Penitenciaria, donde al menos 160 reclusos deben dormir a la intemperie por el nulo espacio habitable.

Ciertos miembros de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, como el General (r) del Ejército, Manuel Contreras, el General (r) Raúl Iturriaga Neumann, el Coronel de Ejército (r) Pedro Espinoza e incluso el Mayor (r) Patricio Cereceda, quien salió en libertad el 3 de noviembre pasado, han pasado por el centro de detención de Punta Peuco.

Gracias a la aplicación web accesointeligente.org, que permite enviar solicitudes de información pública a las instituciones requeridas por el usuario, pudimos obtener que el costo promedio mensual de un interno en Punta Peuco para el año 2010 –se preguntó por el 2011- fue de $284.511 pesos. Esto cubre las remuneraciones de personal y soporte administrativo. Si bien se trata de un promedio, Gendarmería de Chile, señaló que existen diversos gastos en cada unidad penal que no son posibles de medir.

Se debe distinguir que en el país existen cinco diferentes subsistemas penitenciarios, estos son: Cerrado tradicional, Cerrado Concesionado, Semi-abierto, Abierto y Post Penitenciario.

En el caso del centro carcelario de Punta Peuco se trata de un subsistema penitenciario cerrado tradicional donde la prestación de los servicios básicos y de apoyo a la reinserción y el mantenimiento de los establecimientos y de su equipamiento es realizado por personal de Gendarmería. En las cárceles con subsistema cerrado concesionado la prestación de los servicios básicos y de apoyo a la reinserción es realizada por una empresa privada

La socióloga, especialista en temas de seguridad, Lucía Dammert aseguró que mantener a un interno en un centro con sistema cerrado tradicional chileno es caro respecto al resto de los países Latinoamericanos. “Un reo en una cárcel cuesta más que el salario mínimo del país –$182.000 pesos- .Uno debería tratar de hacer una comparación, pero es difícil porque, ¿queremos compararnos con Brasil, donde las condiciones en las que viven los presos dan lástima?”.

En Chile hay 105.673 internos y 11.434 gendarmes. Según esos números, en promedio, cada gendarme debería tener a su cuidado 9,2 reos, hecho que en Punta Peuco es totalmente contrario, pues por preso hay 1,5 guardias. Al contrario de esto, en la ex Penitenciaria, un gendarme se encuentra al cuidado de 13,5 presos aproximadamente.

La presidenta de la Agrupación de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, criticó la situación de beneficios por la que pasan los internos en el centro Penitenciario Punta Peuco, “los criminales tienen que estar en una cárcel común, por lo tanto es inaceptable que se haya construido una cárcel especial con todo tipo de comodidades para personas que cometieron crímenes de lesa humanidad”.

También, insistió en las desigualdades existentes entre uno y otro centro penitenciario. “Esto desmiente lo que dice la Constitución de que todos somos iguales. En el penal Cordillera y Punta Peuco mantienen piezas holgadas, computadores, radios, todo tipo de tecnología, cuentan con patios y áreas verdes, lo que se contradice con las condiciones que viven los presos comunes en las cárceles comunes”, concluyó.

Intentamos comunicarnos con los familiares de los internos de Punta Peuco, pero no fue posible acceder a ellos.

Infografía: Punta Peuco v/s la Ex Penitenciaría.

A continuación, podrán descargar en PDF la infografía que muestra las diferencias en los dos recintos penitenciarios:

Infografía: ¿Estamos Apretados? (PDF).

DAL, fruto de la Atmósfera Tecnológica de Chile

Banner junar gob

Por Pedro Daire.

Hace dos semanas todo el equipo de FCI se volcó durante más de 30 horas a ejecutar un gran proyecto: Desarrollando América Latina (DAL).

Tranquilos, no les voy a hablar del evento, eso seguro ya lo habrán escuchado si están interesados en la tecnología y la sociedad, o, no lo han escuchado y ahora tampoco lo quieren escuchar porque no les interesa la tecnología y la sociedad.

Yo les voy a hablar de 2 situaciones que me hicieron sentir eso que llaman progreso nacional, esa extraña sensación de avanzar en una dirección que parece beneficiar al país sin pasar a llevar a ninguno de sus ciudadanos, algo poco común según mi punto de vista.

DAL ocurría en 6 países simultáneamente y consistía en un encuentro en cada país de los desarrolladores interesados para trabajar por 30 horas en la creación de una aplicación web con fines sociales utilizando datos públicos. Como organizadores del evento debíamos asegurarnos de tener un mínimo de datos disponibles para que los esforzados desarrolladores pudieran analizar, explotar y procesar los datos. No era una tarea fácil y mucho menos irrelevante, gran parte del éxito del evento dependía de tener insumos para producir las aplicaciones.

Como encargado de tecnología de FCI me tocó asegurar que los datos estuvieran disponibles y limpios. A pocas semanas de que comenzara el evento yo transpiraba balas: la tarea de recolección estaba siendo harto más complicada de lo que pensaba. Necesitaba ayuda con urgencia, levantamos la cabeza para buscarla.

Primera búsqueda de apoyo: el gobierno.

Hace unos meses se lanzó a modo de beta el portal de datos del gobierno de Chile, una iniciativa excelente para abrir los gobiernos hacia la ciudadanía. Este portal responde a una tendencia global de los países más desarrollados, donde el Reino Unido y Estados Unidos llevan la delantera, devolviendo los datos públicos a sus dueños: los ciudadanos. Hablamos con la Unidad de Modernización del Estado, que es el organismo encargado de este portal, para asociarnos y poder aprovechar mejor los datos del portal y fortalecer DAL. La disposición fue la mejor desde el principio, pero debían esperar unos vistos buenos para liberar unos datos excelentes, destacando los de data.mineduc.cl. Cruzamos los dedos para que todo estuviera listo a tiempo para DAL.

Por otra parte, el volumen de datos para los otros países participantes era bastante bajo y no teníamos el contacto con la gente de gobierno que sí teníamos en Chile. Debíamos apurar la recolección de datos por otros medios.

Segunda búsqueda de apoyo: emprendimientos tecnológicos locales.

Desde el año 2010 el gobierno de Chile está ejecutando el programa Startup Chile, cuyo objetivo es potenciar la comunidad de emprendedores. El programa les entrega 40,000 USD a los seleccionados. El requisito infranqueable es venir a trabajar a Chile.

En la primera ronda del programa Junar, de Argentina, resultó seleccionado y desde entonces han seguido basados aquí en Santiago. Lo que ellos hacen es generar conexiones o “datastreams” a las fuentes de datos que estén en la web. Con ellos la sinergía era muy clara, ellos nos ayudaban a recolectar datos y disponerlos a los desarrolladores participantes en DAL mientras nosotros difundíamos su excelente herramienta de scraping de datos con una audiencia especializada. Ellos enfocaron a algunos miembros de su equipo a asesorar a los desarrolladores y a buscar datos. La expertise quedó demostrada. En pocos días tenían sendos paneles dedicados a Educación, Presupuesto Público y Seguridad, que eran los temas a abordar en DAL.

Finalmente el gobierno consiguió liberar los datos a tiempo y junar enriquecía notablemente el abastecimiento de datos que Criik.com proveía. Los desarrolladores llegaron al lugar del evento y -sin trabas- pudieron dedicarse a pensar y crear soluciones para problemas de la sociedad civil, la recolección de datos no fue un problema gracias a que 2 programas de Gobierno estaban dando fruto en este evento. Por una parte la apertura de datos del gobierno y por otra el incentivo a emprededores a reunirse en Chile para desarrollar nuevos productos.

Como organizadores de DAL sabemos que dichos programas tienen consecuencias muy positivas para el país. La inversión en tecnología y capital humano pueden cambiar muchas cosas, entre ellas revertir el debilitamiento de la sociedad civil. Esa es nuestra visión.

“Desarrollando América Latina” todo un éxito:Conoce las apps sociales ganadoras

Una aplicación que permite obtener toda la información institucional sobre un determinado establecimiento educacional y  dejar opinión sobre éste, una aplicación que ayuda a los apoderados escolares a realizar un presupuesto de ahorro a largo plazo para el posterior ingreso a la universidad, y una app de seguridad comunitaria que permite a los usuarios organizarse en problemas geolocalizados en su barrio e informarse del status real de la delincuencia en su comuna. Estos fueron los tres proyectos chilenos ganadores de “Desarrollando América Latina”, el evento organizado por la Fundación ciudadano Inteligente que reunió a desarrolladores de seis países países para crear aplicaciones web destinadas al bien social.

El evento colaborativo de Open Data más grande de Latinoamérica fue un completo éxito. Cientos de techies se reunieron este 3 y 4 de diciembre  en Argentina, Perú, Uruguay, México, Brasil y Chile,  durante 30 horas ininterrumpidas  para realizar aplicaciones innovadoras que apuntaran a la educación, seguridad y presupuesto público.

15 apps fueron realizadas en Chile, las cuales fueron presentadas frente a un jurado de especialistas, entre los que se encontraban Andrés Bustamante, Director de Gobierno Electrónico de la Secretaría General de la Presidencia; Cony Sturm de FayerWayer ; Eduardo Arriagada de la facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica. Ellos escogieron a las tres mejores propuestas que se adjudicaron un premio a nivel nacional y entrarán a competir con las aplicaciones vencedoras de los otros cinco países restantes, quienes podrán ganar un viaje todo pagado a Sillicon Valley, el centro mundial de la innovación tecnológica.

El primer lugar en Chile – que les significó adjudicarse US$ 2.000- lo obtuvo el proyecto “Escuela Popular”, realizado por el desarrollador  Oleh Burkhay y la periodista Nadiia Vasylchenko, ambos ucranianos residentes hace ocho años en el país. La aplicación que crearon permite a través de un mapa geográfico evaluar de una manera fácil y rápida cualquier establecimiento de educación básica o media. Detecta y muestra las fuerzas y debilidades de cada recinto, y les permite a los alumnos profesores, apoderados y a la comunidad local poder expresar sus opiniones sobre los colegios. “Así se puede evaluar a los colegios más allá del Simce, enfocándose en otros aspectos significativos como el espacio físico, la seguridad e instalaciones educativas, entre otras”, explica Nadiia Vasylchenko creadora del proyecto.http://desarrollandoamerica.org/2011/12/escuela-popular/

El segundo puesto – y US$ 1.000 en premio- se lo ganó el proyecto “Presupuéstate”, una aplicación que pretende ayudar y motivar a los padres de los niños que están entrando a enseñanza básica a comenzar con un ahorro de largo plazo para la universidad, mostrando proyecciones de aranceles, puntajes de entrada, además de evaluaciones del colegio para determinar si está acorde a las exigencias del plan de estudio superior planificado. Así la app le entrega al apoderado el ahorro recomendado mensual para poder pagar la carrera universitaria que escogió, además de mostrarle alternativas de colegios ubicados cercanos a la residencia de la familia, cuyos alumnos tienen un desempeño suficiente para entrar a la carrera seleccionada.http://desarrollandoamerica.org/2011/12/presupuestate/

En el tercer lugar –US$ 500 de premio- se posicionó la aplicación “Punto Seguro”, realizada por cinco jóvenes que se conocieron en el evento,  que permite ver los índices de delincuencia, como robos, violaciones, homicidios y otros, en el área geográfica que se escoja. Además le permite a las comunidades de vecinos compartir opiniones y poder organizarse para mejorar la seguridad en su zona.http://desarrollandoamerica.org/2011/12/punto-seguro/

Todos los datos que utilizaron los desarrolladores fueron proporcionados por el Gobierno y por ONG’s, además de la plataforma Criik.com de la Fundación Ciudadano Inteligente, desde donde los programadores pudieron extraer información vital para la creación de sus apps.

Felipe Heusser, presidente ejecutivo de la Fundación Ciudadano Inteligente y uno de los que ideó “Desarrollando América Latina”, destacó el aporte que pueden significar este tipo de aplicaciones a las sociedades, y resaltó la importancia de instancias como esta que demuestran lo que se puede lograr cuando los gobiernos trabajan mano a mano con la sociedad civil.

 

Mira las ideas de apps sociales que han llegado a DAL

Una aplicación para comparar los precios de las bencinas de las estaciones en su localidad o una para donar regalos pedidos por niños vulnerables para navidad, son algunas de las ideas que ya han propuesto a sólo días del evento de open data más grande de la región, “Desarrollando América Latina” http://desarrollandoamerica.org, organizado por la Fundación Ciudadano Inteligente (FCI).

La creación de aplicaciones tecnológicas para el bien común en ámbitos como educación, seguridad y presupuesto público, es la finalidad de este evento que se efectuará este 3 y 4 de diciembre, y que ya cuenta  con 120 emprendedores sociales inscritos  en Chile y  436 en total, que también incluye a Argentina, Brasil, Uruguay, Perú y México. Aun así,  ciudadanos como tú motivados por aportar al bien social, y expertos de estas diferentes áreas ya han dejado sus ideas para la creación de apps.

“Alexia”, de Valparaiso, propuso una aplicación de colaboración social para ayudar a ahorrar a través de una multiplataforma que permita a los usuarios revisar el precio de los combustibles de las estaciones de servicio de su sector, precios que son actualizados por los mismos usuarios de la comunidad

A su vez, “Marceleita”, también de Chile, planteó realizar un sistema donde niños soliciten un regalo, para que donadores y voluntarios se inscriban, pudiendo así realizar una donación libre o desde la lista de peticiones. Esta idea, que sienta muy bien a menos de un mes de la navidad,  podría complementarse –propone su autora- con funcionalidades como geolocation, Gmaps, Twitter y Facebook.

También han llegado proposiciones de aplicaciones desde Argentina, como la realizada por “Eazel7” de Buenos Aires, que presenta un sistema integrado para que las gobernaciones (intendencias, provinciales, nacionales) transparenten las acciones que llevan a cabo, como los presupuestos y licitaciones. Para que así –dice él- los ciudadanos puedan interactuar con los datos.

Desde  el DF México “Ricardo GC” propuso crear un botón de pánico en los celulares debidamente registrados que no sólo permitan emitir una llamada de emergencia del portador del móvil, sino que también ayuden como vigilante ciudadano cuando se sea testigo de un delito. Esto aprovechando la tecnología 3 o 4G, que también podría avisar a través del GPS la ubicación en que está ocurriendo el incidente.

Continuando en el ámbito de la seguridad Pedro Daire, jefe de tecnología de la FCI, ha propuesto  una aplicación web que permita revisar los conductores y teléfono móvil de una patrulla policial, con sólo ingresar la patente (placa) del vehículo. De esta forma- dice Daire- se puede contactar la patrulla al verla o saber quién está operándola.

En definitiva todas las ideas son bienvenidas en http://desarrollandoamerica.org/tus-ideas-aqui/ , y si bien proponerlas no quiere decir que se lleven a cabo, puede que estos proyectos de aplicaciones inspiren a los participantes del evento o a desarrolladores motivados por aportar al bien social y a una sociedad en la que todos aportan para aumentar el bienestar de la ciudadanía.

El Trago Fuerte

¿Qué piensa cada congresista sobre el binominal, el semipresidencialismo, el matrimonio homosexual o sobre el aborto terapéutico?, ¿A qué opositor de su conglomerado político admiran más, a cuál menos?, ¿cuáles son sus creencias religiosas y cuáles sus referentes personales? 19 parlamentarios de diferentes partidos políticos accedieron a someterse al Rayo X Político, la nueva iniciativa de El Vaso, el blog de la Fundación Ciudadano Inteligente.

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