Por Juan Giménez Martínez
Esto del mundo virtual es fabuloso, uno se conecta a internet y casi sin querer se encuentra con millones de cosas, algunas buenas, algunas no tanto, algunas inútiles, algunas interesante; por ejemplo encontré el recital dado por Los Olimareños en el estadio Centenario, una semana antes del golpe de estado en Uruguay, no me pueden negar que es algo interesante por lo menos para los que tenemos más de 40 y vivimos los golpes de estado y posteriores dictaduras en América Latina. También encontré las respuestas populares del test de Rorschach, lo cual lo encontré súper inútil, ¿quién podría acordarse de cada una de las láminas que son manchas?, pero uno también encuentra cosas que muchos quisieran olvidar o mejor quisieran que todos olviden menos ellos.
Ustedes se preguntarán a qué me refiero, ya lo sabrán. Hace muchos años atrás, pero no muchos como para olvidarlo, una parte de América Latina estaba siendo torturada, violada, asesinada, desaparecida, arrojada al mar, en fin una serie de atrocidades; también en ese mismo momento otra parte de esa América Latina era homenajeada, adulada, servida, sobrevalorada, cuidada, bueno una serie de agasajos.
Adonde quiero llegar es que el día 9 de Julio de 1977 se llevó a cabo en Chile uno de los eventos más fascista que se hayan realizado en esta América Latina, y en esta América han habido muchos. Me refiero a la “representación simbólica de la juventud chilena en su compromiso permanente con la tradición y los valores fundamentales del país”, más conocida como CHACARILLA 77.
Antorchas, desfiles, ascensos, apretones de manos con el dictador y obviamente discurso del dictador; eran todos jóvenes comprometidos y jugados con la dictadura, elegidos por la dictadura para ese acto. Y resulta ser que este mundo virtual me entrega un listado de esos jóvenes patriotas, religiosos practicantes, de familias ligadas a la derecha más recalcitrante de este país.
Es inevitable ver algunos nombres que en el día de hoy ¡SON PARTE DE ESTE GOBIERNO!, Ministros como Andrés Chadwick, Cristián Larroulet, Joaquin Lavín, senadores Juan Antonio Coloma y algunos otros que no tuvieron tanta suerte como los antes mencionados y solo fueron cantantes como José Alfredo Fuente, Roberto Viking Valdéz y un animador de gran nombre Antonio Vodanovic.
Lo anterior nos muestra a las claras que nuestra memoria colectiva es frágil, por decir lo menos. Estos Señores que apoyaron a ultranza la dictadura, que al llegar la democracia dijeron desconocer todas las atrocidades que se cometieron, que fueron privilegiados por el dictador y sus secuaces, que pertenecen al 10% donde se concentra la riqueza de este país en desmedro del otro 90%, son los que hoy se llenan la boca hablando de DEMOCRACIA, palabra que por lo demás ha sido prostituida por ellos que nunca han sido demócratas.
Bueno, como podrán ver esto no es menor, los elegidos por el dictador, sus jóvenes comprometidos, los defensores de la tradición y valores del país hoy están en La Moneda junto con el Presidente gobernando los destinos de este país.
¿Cómo pasó esto? ¿cómo permitimos que esto sucediera? ¿por qué fuimos tan ciegos? Quisimos castigar a la Concertación sin darnos cuenta que también nos estábamos castigando nosotros mismos, un gran pensador dijo: “LOS PUEBLOS QUE OLVIDAN SU PASADO ESTÁN CONDENANDOS A REVIVIRLO”.
El dictador debe de estar de fiesta en el infierno, para los que creen, sus muchachos llegaron a La Moneda y de mejor forma que él, sin disparar ni un solo disparo, las vueltas de la vida son raras, ¿no lo creen?
Tú quizás no lo sabes, pero debes tener por seguro que “alguien te mira”. Crees que todo a tu alrededor está en orden, que nadie te sigue o le interesas. Pero hay muchos fragmentos de tu persona que se distribuyen día a día en distintos lados ¡Y los manosean!
“DICOM es EQUIFAX”. Y es también uno de nuestros acechadores. Trabaja contigo como si fueras un insumo más, te pone a disposición de los que pagan para ver tu performance, y tú te expones sin ni siquiera saberlo.Te entregaron cual chicle a las manos de quien paga –desde- la módica suma de $900.
Este acechador es el que cahuineramente entrega información sobre tus movimientos financieros. Aquellos que por error de la juventud, problemas de salud, un crédito universitario, una mala pasada económica o alguna locura de un ejecutivo a lo “La Polar”, te llevaron a caer en esta lista negra.
Para mal, ya se han detectado varias situaciones donde la información que entrega dicha empresa consta de parámetros más que cuestionables –como el scoring- o es errónea y desactualizada. Ha llegado incluso a afectar a varios de nuestros honorables parlamentarios. Es a raíz de aquello, que se han generado diversos debates en el legislativo con la finalidad de corregir estos “abusos”.
Luego de haber pasado la tormenta del escrutinio legislativo, DICOM puso manos a la obra con algunos arreglos que aquieten a la furiosa clase política. He aquí nuestra piedra en el zapato.
Gracias a una investigación rutinaria de la Fundación Ciudadano Inteligente, en colaboración con El Dinamo, se logro comprobar como DICOM tenía bloqueada la información de nuestros Parlamentarios y de once ministros de estado. Una situación que escapa a la regla general, donde caemos todos los chilenos y que otorga fácil acceso a nuestras más íntimas aventuras financieras.
Una vez más DICOM juega con fuego, pero esta vez parecía que lo estaban haciendo con unos muy buenos guantes. En esta oportunidad nuestras autoridades estarían protegidas, ante lo cual había menos posibilidades de que detectara algún problema. Y si alguien, con la fotocopia de la cédula de identidad de nuestra autoridad X, más un poder notarial autorizando, lograba acceder a la información, todo sería limpio, ejemplar y un gran trabajo informativo.
Desgraciadamente DICOM no contaba con que un sujeto en algún momento se iba a encontrar con esto. Sumado a las malas explicaciones de su call center, que dan a comprender que por simple azar hay chilenos que se encuentran afortunadamente menos “manoseados” que otros.
En los hechos, una herramienta que debería estar basada en los principios de igualdad y transparencia, ha categorizado a los chilenos entre ciudadanos de primera o de segunda; “los que puedo manosear, y los que no”. Y es que realmente resulta muy poco creíble que de todos los parlamentarios, absolutamente todos hayan salido sorteados por DICOM para que sus datos no estén disponibles ¡eso es suerte, como para partir a jugar un raspe!
Así también, luego de que la comisión de economía del Senado aprobara la idea de modificar el marco regulatorio de la ley de protección de datos personales, y el bochorno vivido por el gerente general de EQUIFAX en dicha instancia -a quien se le enrostraron informes erróneos de parlamentarios-, se presta para más de una suspicacia este regalito que privilegia a nuestras autoridades. Quizás más de un mal pensado recordó la palabra “lobby”.
Luego que la situación ya era de conocimiento de la opinión pública, DICOM por arte de magia entregó acceso a los perfiles de todos nuestros parlamentarios y de los once ministros que estaban protegidos. Un triunfo para los ciudadanos, pero un tremendo ¡plop! para un sistema que supuestamente funciona bien y acorde a la legalidad.
Entonces; si yo hago todo bien y el azar es mi copiloto ¿Por qué entrego rápidamente acceso a los perfiles que minutos antes estaban protegidos? ¿Será que justo en ese momento los técnicos y analistas terminaron de trabajar?
Son estas cosas las que nos hacen cuestionar el sistema y preguntarnos ¿Qué valores son más importantes? Los que defiende el gerente general de EQUIFAX, que busca brindar seguridad al comercio, entregando información veraz y oportuna a los que paguen por ella, o aquellos que nos hablan de la protección de los datos personales, de la veracidad de la información, del conocimiento que debemos tener sobre información nuestra que anda circulando, o por último, aquel principio constitucional de la igualdad. A mi juicio los valores que debemos proteger son los últimos.
No es que Chile no necesite un sistema de información comercial, lo necesita para hacer funcionar su economía en las transacciones del día a día, y así hacer más seguras las mismas. Pero definitivamente lo que no necesitamos es una empresa que manosea a su antojo a millones de chilenos, sin mayor fiscalización y entregando información con filtros arbitrarios.
“DICOM es EQUIFAX”, y es también la empresa que ya no cuenta con la confianza y credibilidad de los chilenos para manejar sus vidas.
Es de esperar que la reforma, que espera en el congreso, vea pronto la luz en nuestro ordenamiento jurídico, y así en algo podamos estar más tranquilos a la hora de hacer algo tan simple y vital como ir a pedir trabajo.
Publicación original en El Dinamo